Los restos fueron encontrados en el segundo lance de pesca en la embarcación Aquiles Pancho el 9 de diciembre, a unos 11 kilómetros frente a las costas de Rapel, a una profundidad de 70 a 100 metros.
La mandíbula corresponde a un ejemplar de ballena fin (Balaenopteraq physalus), o ballena de aleta es la segunda especie de cetáceo más grande del mundo, luego de la ballena azul. Se sabe que puede crecer más de 26 metros y sobrepasar los cien años de vida.
El encargado del Instituto de Fomento Pesquero en San Antonio, Sr Nilsson Villarroel, con respecto al hallazgo expresó «creo que hay que rescatar dos hitos, el primero tiene relación con el comportamiento a bordo del Observador Científico tras el descubrimiento, que fue decisivo para que la osamenta encontrada llegara a puerto, ya que convenció al capitán y a la tripulación de realizar las maniobras para que así ocurriera, lo que no fue fácil, puesto que la osamenta pesa alrededor de 280 kilos.
Lo segundo tiene relación con los procedimientos posteriores a la recalada de la embarcación, se debe dar aviso inmediatamente al Servicio Nacional de Pesca, entidad encargada de custodiar cualquier hallazgo de este tipo, y así evitar contratiempos o sanciones al capitán o armador de la embarcación, dicho sea de paso hay una ley reciente que endurece las penas al tráfico de este tipo de osamentas»
Juan Moreno Observador Científico de IFOP se encontraba realizando su trabajo a bordo de la lancha Aquiles Pancho en San Antonio y fue la persona que dirigió la maniobra para llevar la mandíbula al puerto «mi rol fue fundamental ya que, en la tripulación algunos pescadores tenían diferencias con traer la estructura o devolverla al mar, en ese momento de dudas de los tripulantes hablé con el capitán para explicarle que esta situación no los perjudicaría para nada y a la vez ellos estarían cooperando con un bien científico»
La pieza encontrada será donada al Museo de San Antonio para ser exhibida al público.