La propuesta, ingresada como moción en 2014, continuará siendo analizada en particular en la primera semana de mayo.
Por 11 votos a favor y dos en contra, la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto (boletín 9489) que regula la captura de la jibia, quedando como plazo para presentar indicaciones el 2 de mayo próximo, ocasión en que se iniciaría la discusión en particular.
La iniciativa, que fue presentada originalmente en agosto de 2014 por los diputados Daniel Núñez (PC) y Víctor Torres (DC), sostiene que la pesca de la jibia o calamar gigante se ha planteado como una alternativa o «tabla de salvación», para enfrentar la crisis que afecta al 48 % de las principales pesquerías nacionales, siendo durante los últimos años los pescadores artesanales quienes principalmente han capturado este recurso hidrobiológico, paleando las repercusiones negativas que ha traído la disminución de otras especies objetivo de la pesca artesanal.
Los parlamentarios, además, reafirman en el texto de la moción la importancia de asegurar un tratamiento sustentable de los recursos pesqueros y la eliminación progresiva de la pesca de arrastre, para lo cual se requiere favorecer el empleo de las artes y aparejos de pesca más selectivas, como el arte de línea de mano, utilizado principalmente por el subsector pesquero artesanal.
La propuesta, tal como fue planteada por sus autores, además de prohibir el uso de otro arte de aparejo diferente a la potera y/o línea de mano, establece una multa de 500 UTM y el comiso de las especies hidrobiológicas y/o de los productos derivados de éstas, para quienes infrinjan esta norma.
Datos Ifop
Conforme a los datos aportados a la Comisión por el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop), la jibia es un depredador generalista y caníbal; presenta grandes fluctuaciones históricas de abundancia asociadas a cambios ambientales (aumentó por «El Niño», período frío, disminución de depredadores, aumento de zonas de bajo contenido de oxígeno); y posee gran plasticidad, por cuanto, según las condiciones ambientales, los individuos pueden alcanzar tres grupos de tamaños (chicos, medianos y grandes).
En Chile, se hallan jibias del grupo de tamaño grande, mientras que en Perú coexisten los tres grupos (pequeño, mediano y grande).
Según el Ifop, el aumento de la abundancia de este recurso se considera como una de las causas principales del colapso de la merluza común en Chile y de pequeños pelágicos en el golfo de México.
El instituto recordó que la pesquería artesanal comenzó la captura de este recurso durante el 2001. El 2010, se añadió, se incorporó la flota industrial, con un máximo histórico durante ese mismo año, superando las 130 mil toneladas desembarcadas.
Se resalta luego que, en 2012, se establece una cuota de captura, dividida en un 80% para la flota artesanal y en un 20% para la flota industrial; y que, en 2016, la cuota industrial se fraccionó mensualmente hasta agosto de cada año (40 mil toneladas).
Conforme a lo explicado, la pesquería artesanal se realiza con el arte de pesca denominado «potera» o «pota», la cual consiste en una línea de mano con un cilindro metálico provisto con una o más corona de anzuelos o ganchos. Por el contrario, la pesquería industrial captura la jibia con una red de arrastre de media agua.
Se explicó que los rendimientos de pesca, medidos en toneladas capturadas por hora de arrastre, son siempre mayores durante el primer semestre, evidenciando una fuerte actividad durante los primeros meses del año, debido a la mayor disponibilidad del recurso.
Respecto de los ejemplares capturados, se indicó que, en su mayoría (>90%), están sobre la talla de madurez sexual y que el rendimiento máximo sostenido se alcanza dejando escapar el 40% de la biomasa que desovaría si no hubiera pesca (en el 2015 escapó el 70% y en 2016 escapó el 56%, lo que implica un stock subexplotado en 2015 y 2016.